La afición del Atlético de Madrid se reserva una "huelga de animación" contra la directiva por no hacer "nada" en el penalti anulado a Julián Álvarez
La tensión entre la afición del Atlético de Madrid y la directiva del club ha alcanzado un nuevo nivel tras la inacción de la entidad rojiblanca frente a la polémica decisión de la UEFA en la tanda de penaltis ante el Manchester City, donde se anuló el tanto de Julián Álvarez por un supuesto doble toque. La Unión Internacional de Peñas, que ya presentó un informe pericial que señala irregularidades en el vídeo usado como prueba por la UEFA, se está planteando una medida que podría tener un impacto devastador en el ambiente del Metropolitano: una huelga de animación.
Este tipo de protesta consistiría en guardar silencio absoluto durante los partidos, sin cánticos, sin bombos, sin banderas. Un estadio enmudecido que enviaría un mensaje claro: la afición no se siente defendida por su propio club. Aunque aún no se ha tomado una decisión firme, la amenaza es real, y desde la Unión de Peñas aseguran que no descartan nada si el Atlético sigue sin actuar públicamente frente a lo que consideran una adulteración de la competición.
El temor de Gil Marín: un Metropolitano sin alma
Esta posibilidad no es un detalle menor. Según fuentes cercanas al club, lo que más inquieta a Miguel Ángel Gil Marín no es tanto la presión mediática ni las acciones legales emprendidas por la afición, sino precisamente la posibilidad de que el Metropolitano pierda su ambiente característico. Y es que gran parte del atractivo del estadio rojiblanco —especialmente para el turismo extranjero— reside en la pasión inquebrantable de su grada, el color, el cántico ensordecedor y el empuje constante del Frente Atlético y el resto de peñas.
La animación no es solo folklore: es un activo del club, una razón por la que miles de visitantes eligen acudir a los partidos del Atlético de Madrid cada temporada. Un Metropolitano apagado no solo afectaría al equipo en lo deportivo, sino también en lo económico y en su imagen internacional.
La afición se organiza: “Hasta las últimas consecuencias”
Eduardo Fernández, presidente de la Unión Internacional de Peñas, ya ha dejado clara su postura: no se van a detener. Han solicitado a la UEFA el vídeo original y los audios de la jugada, y han anunciado que están valorando con abogados si proceder con una denuncia o una querella, dependiendo de la estrategia judicial que consideren más eficaz.
Aunque reconocen que la repetición de la tanda es poco probable, aseguran que si logran demostrar que hubo mala fe o manipulación, exigirán responsabilidades penales contra los responsables.
Silencio como castigo
En este contexto, la amenaza de un silencio organizado por las gradas cobra una dimensión simbólica enorme. No sería solo un acto de protesta, sino una llamada de atención a la directiva para que actúe, para que defienda a su afición y al club ante lo que consideran una injusticia flagrante.
Si se llega a ejecutar, la huelga de animación podría suponer un antes y un después en la relación entre la grada y los despachos. El Atlético de Madrid, que presume de tener una de las aficiones más fieles y entregadas de Europa, podría ver cómo esa misma afición elige el silencio como su grito más contundente.
¿Será capaz Gil Marín de frenar esta fractura antes de que el Metropolitano deje de rugir? La pelota, esta vez, no está ni en el campo ni en la UEFA. Está en los despachos del propio club.