Inglaterra, pase con dudas

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Desde 1966, cuando levantaron el trofeo del Mundial en casa, Inglaterra ha anhelado repetir una gesta similar. Esa espera se ha teñido de frustraciones, entre ellas la reciente derrota en la final de la última Eurocopa. Ahora, los 'pross', bajo la presión de un país que clama por una victoria, se enfrentan a España, un equipo que ostenta en sus vitrinas un respetable palmarés de cuatro grandes trofeos internacionales, incluyendo tres Eurocopas y un Mundial. En contraste con los británicos, quienes solo cuentan con aquel único título de 1966.

El equipo de Luis de la Fuente ha sido la sorpresa grata de este torneo, emergiendo como una potencia con un juego que ha cautivado a propios y extraños. Su camino hasta la final en Berlín ha sido un desfile de victorias tranquilas, cada una recibida con aplausos y elogios. Todo lo contrario a la experiencia de Inglaterra, cuyo progreso ha sido un viaje tormentoso marcado por la controversia y un juego que ha atraído críticas severas de los aficionados y medios de comunicación.

A pesar de estar al frente del equipo por casi ocho años, Gareth Southgate, el entrenador inglés, ha estado en el ojo del huracán, especialmente después de sus declaraciones a 'Bild' donde sugería su salida si no logran conquistar la Eurocopa. Estas palabras aumentaron la presión sobre un equipo que ya enfrentaba dudas desde antes del torneo.

Las decisiones tácticas de Southgate también han estado bajo escrutinio, particularmente sus elecciones en la alineación y las sustituciones. La elección de mantener a jugadores como Trent Alexander-Arnold en roles no habituales y la constante rotación en su alineación, han sido puntos de debate entre los expertos y la afición.

A pesar de las adversidades, Inglaterra ha conseguido llegar a las instancias finales, apoyándose en momentos de brillantez individual como los de Jude Bellingham y la firmeza de figuras como Bukayo Saka y Jordan Pickford en momentos clave. Frente a ellos, España se presenta con una confianza reforzada por su rendimiento impecable y un estilo de juego que ha dominado el torneo.

Con un récord impresionante en los últimos cuatro grandes torneos bajo el liderazgo de Southgate, Inglaterra no solo busca ganar un título, sino también redimirse ante sus críticos. La final contra España no solo será un desafío en el campo, sino una batalla para definir el legado de Southgate y su generación. A medida que se acerca el partido decisivo, ambos equipos saben que más allá de las dudas y las certezas, lo que ocurra en el campo ese día será lo que realmente cuente.

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