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Mazón quiere acelerar el "pelotazo" del Nuevo Mestalla del Valencia como cortina de humo por la crisis de la DANA

Mestalla
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En plena crisis política y social tras los devastadores efectos de la DANA, el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, ha decidido acelerar las reformas del Nuevo Mestalla, vinculando el proyecto a la candidatura de Valencia como sede del Mundial 2030. Sin embargo, críticos de la oposición y sectores de la sociedad lo acusan de utilizar este proyecto como una "pantalla de humo" para desviar la atención de su cuestionada gestión de la emergencia climática.

Reformas en el estadio: un movimiento estratégico

El Ayuntamiento de Valencia, liderado por la alcaldesa María José Catalá, ha presentado al Valencia CF una propuesta de licencias que permite reanudar las obras del Nuevo Mestalla, paralizadas desde hace años. Según Mazón, las condiciones están claras y ahora es el club quien tiene "la pelota en su tejado". Estas condiciones incluyen compromisos económicos y plazos estrictos: seis meses para reanudar las obras y 30 meses para finalizarlas.

Mazón, optimista sobre la viabilidad del proyecto, ha señalado que la reapertura de las obras colocará a Valencia en el mapa del fútbol internacional y beneficiará a la economía local. Sin embargo, los críticos ven en esta estrategia un intento de ganar tiempo ante la creciente presión por la gestión deficiente de la DANA, que dejó amplias zonas de la Comunitat Valenciana devastadas y una sensación de abandono entre los afectados.

Críticas desde la oposición: "Una foto electoral a costa de la ciudad"

Los partidos de la oposición han lanzado duras críticas a Mazón y Catalá, acusándolos de priorizar los intereses del Valencia CF y Peter Lim, máximo accionista del club, sobre las necesidades reales de la ciudadanía.

Borja Sanjuán (PSPV-PSOE) calificó la medida como "una rendición absoluta a los intereses de Peter Lim", afirmando que el verdadero objetivo de Catalá y Mazón es inaugurar el estadio antes de las próximas elecciones para conseguir un impacto político. "La ciudadanía debe saber que han vendido Valencia para sacarse una foto", señaló.

Por su parte, Papi Robes (Compromís) denunció la falta de garantías en el acuerdo, exigiendo una auditoría externa y avales bancarios que aseguren la finalización del estadio sin comprometer los recursos públicos. Juanma Badenas (VOX), socio de gobierno, también mostró su disconformidad, acusando al Partido Popular de actuar unilateralmente para beneficiar al club.

¿Un proyecto sostenible o más problemas a largo plazo?

La urgencia con la que se ha impulsado este proyecto plantea dudas sobre su sostenibilidad y planificación. Los recientes efectos de la DANA han puesto de manifiesto la vulnerabilidad del territorio, y aún no está claro si la reforma del Nuevo Mestalla incluirá estudios medioambientales rigurosos para garantizar su viabilidad a largo plazo.

La falta de transparencia en este aspecto ha generado preocupación en algunos sectores, que temen que las prisas por cumplir los plazos del Mundial 2030 puedan dar lugar a problemas estructurales o de impacto ambiental en el futuro.

Elogios empresariales y dudas sociales

Mientras la Confederación Empresarial de la Comunidad Valenciana (CEV) celebra la reanudación de las obras por su potencial impacto económico y social, las críticas hacia el proyecto no cesan. Según Salvador Navarro, presidente de la CEV, la reforma del estadio generará empleos, impulsará sectores como el turismo y los servicios, y convertirá a Valencia en un destino deportivo global. Sin embargo, esta visión contrasta con las preocupaciones de los vecinos y afectados por la DANA, quienes consideran que estas prioridades están desconectadas de las necesidades reales de la comunidad.

Una cortina de humo en tiempos de crisis

El impulso al Nuevo Mestalla, aunque presenta oportunidades económicas y deportivas, parece haber sido estratégicamente lanzado para redirigir el foco mediático en un momento de gran desgaste político para Mazón. La gestión de la DANA, marcada por acusaciones de lentitud y falta de previsión, ha puesto al presidente de la Generalitat en el punto de mira, y este proyecto se presenta como una oportunidad para recuperar terreno político.

Sin embargo, las dudas sobre los compromisos del club, la sostenibilidad del proyecto y la verdadera motivación detrás de esta medida dejan en el aire si el Nuevo Mestalla será recordado como un avance para Valencia o como otro símbolo de la desconexión política con las prioridades de la ciudadanía.

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