El caos del coche eléctrico: improvisación, polémica y la amarga realidad de la modernidad
Un video viral en TikTok que llega a la redacción de vamos.win , protagonizado por Nando, ha puesto sobre la mesa la incómoda verdad sobre los coches eléctricos: la supuesta panacea de la movilidad sostenible sigue siendo, para muchos, un ejercicio de improvisación y frustración. En el video, un coche eléctrico aparece conectado a una alargadera doméstica tirada en la acera, bajo la lluvia, con cables expuestos. Una escena que ha desatado una lluvia (literal y figurada) de críticas, humor ácido y preocupaciones legítimas sobre el futuro que nos prometieron.
La seguridad: ¿un detalle olvidado?
Desde los usuarios más críticos hasta los más sarcásticos, una pregunta resuena: ¿Qué pasa si un niño toca ese cable? O, peor aún, ¿qué ocurre si el agua y la electricidad deciden conspirar contra nosotros? Los comentarios no se han hecho esperar: "Es un peligro" o "Y lloviendo, los cables al aire, para que escurra el agua hasta el conector". Parece que, en el futuro eléctrico, la seguridad es un lujo más que una garantía. Mientras tanto, las aseguradoras deben estar preparándose para el apocalipsis de reclamaciones.
Infraestructura: la gran mentira verde
Los detractores no se han mordido la lengua al señalar lo obvio: no estamos listos para el coche eléctrico. "Han promocionado mucho la venta de vehículos eléctricos, pero no hay infraestructuras suficientes", dice un usuario. Otros, más viscerales, opinan: "Eso es lo que quiere nuestro presidente" y "Así está el país". Mientras tanto, la realidad es esta: cables cruzando aceras, enchufes de secador siendo maltratados y conductores que rezan por aparcar cerca de casa. ¿Es esto la modernidad o simplemente un gran chiste verde?
La ironía de la sostenibilidad
Entre la tragedia y la comedia, los comentarios también reflejan una ironía aplastante. "Mola el nuevo Peugeot Balay", "Dentro de poco los enchufarán en las farolas" o "El futuro es cargar tu coche mientras haces la colada". Incluso el propio Nando comenta con sarcasmo: "Por lo visto el personal lo carga en el enchufe del secador". Esto no es innovación, señores, esto es una sitcom tecnológica.
El costo de jugar a ser futuristas
No todo es humor. Hay quienes, como Nando, alzan la voz con una mezcla de resignación y frustración: "Cuando te tiras horas cargando en un punto de recarga con niños y cada 400 km me lo explicas si te gusta o no". Este testimonio pone el foco en la verdadera carga del coche eléctrico: no es solo la batería, es el tiempo, la paciencia y el constante recordatorio de que lo barato (o lo ecológico) a veces sale caro.
¿El futuro o un capricho político?
La polémica no podía evitar teñirse de política. Comentarios como "Eso es lo que quiere nuestro presidente" o "La agenda 2030 nos quiere sin coches y sin agricultura" reflejan un rechazo visceral a lo que algunos ven como una imposición disfrazada de progreso. Al otro lado, los defensores del coche eléctrico son vistos como "perroflautas" o idealistas desconectados de la realidad.
El coche eléctrico, un lujo disfrazado de necesidad
El video de Nando nos deja con una certeza incómoda: el coche eléctrico, lejos de ser una solución mágica, es todavía un producto a medio cocer. La falta de infraestructuras, las condiciones precarias de recarga y las promesas incumplidas hacen que muchos se pregunten si realmente estamos avanzando. Como bien lo resumen algunos: "El futuro es la autodestrucción" o "Que vuelva la caballería, eso sí es ecológico". ¿Será que el coche eléctrico es el futuro? Por ahora, parece más bien el presente de nuestras peores improvisaciones.