MAX VERSTAPPEN una bestia, Mclaren falla
La cosa estaba caliente en el Gran Premio de Brasil. Max Verstappen se marcó no solo su victoria 62 en la Fórmula 1, sino probablemente la carrera de su vida y, de paso, la mejor remontada de todos los tiempos. Había algo más en juego que solo puntos: estaba el título, y Max lo sabía. "Mi mejor carrera, sin duda. Me jugaba todo", confesó después de la gesta. Y sí, el tío parece hecho para estas condiciones, porque, como él mismo dijo, "en mi tierra llueve más que en otros sitios, eso ayuda".
La hazaña de salir 17º y remontar tiene pocos precedentes en la historia. Tiempos remotos, como en 1954 cuando Bill Vukovich remontó desde el 19º en las 500 Millas, o John Watson, que en los 80 se marcó un par de remontadas míticas en Estados Unidos, en Detroit y Long Beach. Más cerca, en 2000, Barrichello salió 18º y ganó en Hockenheim bajo un diluvio. Kimi Raikkonen hizo lo suyo en Japón 2005 desde el 17º, pero no había título en juego.
Ayer, Verstappen sí se jugaba el campeonato, con una sequía de victorias desde el GP de España y saliendo 17º en una pista empapada, donde cada curva era un riesgo. Y por si fuera poco, su rival directo arrancaba en pole, mordiendo los puntos y acercándose. Sin el mejor coche, en un momento crítico, Max se sacó de la manga una carrera que ocurre una de cada miles, la crème de la crème.
La magia empezó en la primera vuelta: de 17º a 10º en un santiamén, adelantando por dentro y por fuera, incluso dejando atrás a Hamilton. Vuelta tras vuelta, Max escalaba posiciones: en la 5 ya estaba noveno, en la 6 octavo, y en la 10 rebasó a Piastri. Por la 11 ya era sexto y Lawson, que suele ponerse farruco, no tuvo nada que hacer.
A base de vueltas rápidas y seguridad en una pista que cambiaba cada minuto, Max iba imparable. Mientras otros entraban a cambiar neumáticos, él se mantuvo en pista. Y entonces llegó la bandera roja, la suerte de los campeones, que le permitió pelear directamente desde el liderato. Cuando Norris se fue a pique, Max tomó el control y no cometió ni un error en 45 vueltas. Y como un campeón, remató con una vuelta rápida brutal, más de un segundo más veloz que el resto.
Salió con motor nuevo y pensando que partiría desde el 5º, pero se encontró en el 17º. Y aún así, con los comisarios en su contra, que parecía que hasta los coches de seguridad le buscaban las cosquillas, no dejó que nada ni nadie le amargara la carrera. Terminó bromeando: "No veo a la prensa inglesa por aquí hoy, ¿llegarán tarde o es que no saben dónde es la sala de prensa?", una pulla al lobby británico y dejando claro que su pasaporte no es el correcto en este Gran Circo.
Celebró la victoria como un campeón, alejando a Norris en la clasificación con 62 puntos. Lleva ya 60 carreras como líder del Mundial, récord absoluto. Y aunque no le quitó el récord de remontada a Carlos Sainz en Interlagos, que subió al podio saliendo 20º, Max demostró que este año es el campeón que manda en la pista.
El mundial de constructores es lo que nos queda de emoción esta temporada.