Courtois se calla en plena pataleta del Real Madrid con los árbitros tras decir que estaba harto de los "lloros" del Atlético

La memoria, dicen, es frágil. Pero en el fútbol, cuando la hemeroteca entra en juego, las contradicciones se convierten en vergüenza pública. Thibaut Courtois, el mismo que tras la polémica eliminación del Atlético de Madrid en Champions no dudó en cargar contra su exequipo diciendo que estaba "harto del victimismo y de tanto llorar", ahora guarda un clamoroso silencio mientras su propio club, el Real Madrid, amenaza con no presentarse a la final de la Copa del Rey por una polémica arbitral.
Sí, el mismo Courtois que, tras el penalti anulado a Julián Álvarez, defendía a la UEFA afirmando que "los árbitros no quieren beneficiar a ningún equipo ni en España ni en Europa", se encuentra ahora en el epicentro de un equipo que ha protagonizado la pataleta más bochornosa de los últimos tiempos.
"Estoy harto de este victimismo, de siempre llorar por cosas así", sentenció Courtois en zona mixta.
"Son humanos y muchas veces pueden equivocarse, pero esta vez, con la tecnología, lo han visto claro."
Qué curioso. Cuando las decisiones perjudican a otros, Courtois habla de humanidad, errores inevitables y necesidad de aceptar las decisiones arbitrales. Pero cuando el Real Madrid siente que no se le rinde la pleitesía que cree merecer, la reacción es boicotear ruedas de prensa, plantar entrenamientos oficiales y amenazar, de manera velada, con no jugar una final de Copa del Rey.
Del "lado bueno de la historia" al espectáculo de patio de colegio
Courtois, que no dudó en afirmar tras fichar por el Madrid que estaba en el "lado bueno de la historia", forma parte ahora de un relato donde la palabra que mejor define la actitud de su club es infantilismo. El Real Madrid no solo protestó por unas declaraciones emotivas de los árbitros —que, en ningún caso, condicionaban el resultado del partido—, sino que elevó el drama hasta el punto de exigir el cambio de colegiados, en un espectáculo más propio de una rabieta de patio de colegio que de un club que presume de señorío.
¿Dónde está ahora la templanza que reclamaba Courtois? ¿Dónde quedó el discurso de "no llorar" y "aceptar los errores humanos"?
Cuando las reglas no son iguales para todos
La doble vara de medir de Courtois y del Real Madrid resulta insultante. El Atlético, en Champions, debió "aceptar su destino" sin protestar. Ahora, cuando el Madrid ve fantasmas donde no los hay, el escándalo se eleva a nivel de Estado. La misma UEFA que fue alabada por su tecnología cuando benefició al Madrid es ahora, implícitamente, sospechosa cuando las cosas no pintan tan favorables.
El silencio de Courtois ante esta pantomima es ensordecedor. Porque hablar claro cuando le conviene y callar cuando toca hacer autocrítica retrata al personaje con más precisión que cualquier penalti o parada en una final.